La saiga (Saiga tatarica) es una especie de antílope que habita en las estepas de Eurasia, desde Rusia hasta Mongolia. Se caracteriza por su nariz sobresaliente, que le sirve para calentar el aire frío y seco antes de que llegue a sus pulmones, evitando así la deshidratación. La saiga tiene un cuerpo robusto y pelaje grueso de color marrón claro. Pueden medir hasta 80 cm de altura y pesar hasta 70 kg. Su dieta consiste en hierbas, flores y arbustos.
Desafortunadamente, la saiga ha sido víctima de la caza furtiva y la pérdida de su hábitat natural, lo que ha llevado a una disminución drástica de su población. En 2015, una enfermedad infecciosa en las poblaciones de saiga de Kazajstán causó la muerte de más del 60% de los animales en cuestión de días, lo que exacerbó aún más su estado crítico de conservación.
La saiga es un animal importante en la ecología de su hábitat, ya que ayuda a mantener el equilibrio de los ecosistemas esteparios y es una fuente de alimento para los depredadores de la zona. Actualmente, se están llevando a cabo esfuerzos de conservación para proteger a la saiga y su hábitat natural.