Las abejas tienen seis patas como muchos insectos. Sin embargo, las patas de las abejas, no solo son diferentes a los de otros insectos, sino que, además, son diferentes entre ellas.

Es decir, las patas delanteras son diferentes de las del medio que a su vez son diferentes que las de las atrás.

Fascinante, ¿verdad?

Cada par de patas, están enganchadas a cada uno de los tres segmentos del tórax de la abeja. Cada pata está recubierta de pelos y tiene seis segmentos que la permite ser flexible y muy funcional.

Las abejas necesitan sus patas para aterrizar, para agarrarse a las flores, para limpiarse las antenas, para almacenar el polen e incluso para probar su sabor!

Pero no todas las patas hacen de todo, cada par de patas, tiene su función.

Las patas delanteras, que se encuentran en el primer segmento del tórax, utilizan sus pelos para limpiar las antenas y son las que contienen los receptores gustativos y de humedad. De hecho, se parecen más a las propias antenas que a las patas centrales y traseras.

El segundo par de patas, las que se encuentran en el centro del tórax, llevan unos cepillos que ayudan a desprender el polen de las flores.

Las patas de atrás, como el primer par, son muy especiales. Son las las grandes y llevan unos órganos parecidos a cestas para poder transportar el polen. A estos aparatos se les denomina científicamente escopas o corbículas.

En definitiva, las patas de las abejas son unas verdaderas herramientas multiusos!

Algunas curiosidades relacionadas

  1. Las larvas de las abejas no tienen patas ya que cuando están en este estado se parecen más a pequeños gusanos.